Cómica la manera en la que tu personalidad puede ser resumida en una sola palabra y el factor se intensifica a causa de vivir conmigo 22 años …
¿¿¡Eres una shakeaspiriana!!!?? Hm .… lo vengo escuchando toda mi vida y de una manera mas intensa desde los 12 cuando descubrí la magia de querer mas allá … de querer bonito!!!! Pero esa ya es otra historia …
Si de partir de algún punto se trata … podría comenzar por contar que a los seis meses de nacida atormentaron a mi “A-M-A” diciéndole que el mal congénito que ella tenía era hereditario y que al parecer yo también lo padecería. Pues nada mas certero, al poco tiempo … TA RA. ¿El diagnóstico? Luxación de cadera izquierda, y sub luxada la derecha (o era al reves?) … Bah … Cualquiera hubiera dicho que en el futuro seria una chica perseverante y llena de coraje … (permítanme reírme)
A pesar de haber vivido con yeso casi 1 año y 7 meses era feliz…es irónico, la discapacidad la tengo ahora… no entonces. Gracias a mi eterno compañero de piso, porque sí, me arrastraba día y noche por los suelos …(me suena familiar aún jajaja) pues ahora puedo sacarme conejos de todas partes … hombro, cuello, muñeca, tobillo, rodillas, caderas, y afines (aunque escucho ciertas teorías que me harán arrepentirme en el futuro) Además, me siento como “indio” cada vez que se me antoja, incluso doblo las piernas tipo pato y camino raro de cuando en cuando … especialmente cuando uso tacos, pero eso ya es porque mis pies son fieles a mis compañeras de siempre … mis TABAS!!!! … viejitas y sucias, sí, así me gustan más, y ¿qué? …
Soy floja porque no las lavo y tacaña porque no compro otras, pero terminan siendo más cómodas cuando están más gastadas, es como si tus pies y las zapatillas desarrollaran una relación íntima…(las medias siempre fieles, y de cuando en cuando algo gastadas también, no toquemos el tema de las medias blanca, las odio. Lavarlas luego de pasearme por todas la casa descalza pues … hmmm … es un martirio) así que prefiero andar así!
En fin… uno de mis tantos defectos es andar en zigzag… se nota ¿no? Pues bien, mi infancia no fue tan mala… esas 2 o 3 tarjetas que recibí de un ente extraño no significaron más que una ligera confusión que se evaporó poco a poco a medida que el cartero ya no me visitaba con postales de ositos y una dedicatoria extraña que me decía que mirara las estrellas porque ahí encontraría las respuestas. Probablemente se consolidó como una interrogante y a mis 22 años es un pasaje negro al que no pienso dedicarle más que estas líneas porque ni eso me inspira.
La época del nido o ya para entonces, mal llamado Kinder estaba teñida de múltiples colores. El mandil verde a cuadritos –básico en la vida- y el infaltable buzo azul chillón. Los mejores momentos los viví ahí, lleno de emociones, sí. Autenticidad pura. Hasta desarrollé habilidades artísticas. Primer lugar en dibujo … pero vamos, era una casita con chimenea y la adornaba una onda super patriótica. Tenía árboles alrededor, algunos niños jugando, nubes regordetas, la bandera mal coloreada y un sol radiante. La composición se llamaba MI HOGAR, lo alucinante de todo esto es que vinculé esa palabra con la escuela y parece que ese fue el valor agregado que me otorgo la medalla de papel jajaja!!! Y no me bastó con el premio de dibujo, sino que también baile … PERDON, ¿BAILAR? ¿Cómo? Pues sí señores, ¡SOPA DE CARACOL para el PERÚ! Y agárrese quien pueda porque no es todo … Advierto que para los que me conocen esto podría generar un trauma serio y un impacto tremendo, y es que fui Reina de la Primavera … conste que fue por votación unánime del salón eh ¡Dios! Una reina refunfuñona, claro está. Una reina que manchó el vestido blanco de alquiler con la “chaposa mas sabrosa” … Una reina que no estaba satisfecha con su Rey … por el contrario, estaba tan enganchada con uno de los “soldaditos de plomo” que renegó todo el camino. Y es que el primer amor es cosa seria, no importa si se tiene 5, 15, 25 o 55!!! La intensidad con el nene fue única, bueno fuera que las relaciones siempre fueran así … inocentes y tiernas. Era tanto el cariño, que el día del cumpleaños dejé que soplara la vela conmigo, y eso ya es mucho eh! Compartir un primero de Diciembre a los 5 años … es sacrificio puro.
- “Hijita, ya eres grande, ahora tienes que ir a un colegio más lindo, donde vas a tener más amiguitos, te va a gustar te lo prometo”.
La idea no me sentó nada bien. De Breña a Miraflores. Uhm, en ese momento, claro, no distinguía eso …! Mamá había conseguido un nuevo trabajo y mis días de inicial llegaban a su final.
PRIMER GRADO. El primer año en el colegio no fue muy fácil, cuando mi mamá me dejó, una auxiliar me agarró de la mano y me dijo: tu salón es el “red”. No lloré … jamás lo hubiera hecho, tan patética no soy, ya de niña tenía ciertos rasgos de orgullo y autosuficiencia. Menos mal entendía el inglés (eso de red me descuadro totalmente) y eso gracias a las innumerables noches durmiendo en el carro de los compañeros de trabajo de mi mamá, a la infaltable milanesa (o al menos la mitad de ella ya que era una pelea eterna con ciertos sujetos), a los almuerzos en el Norky’s (donde inicie mi amor incondicional por el ají), a aquellas tardes recortando papelitos en la sala de profesores del Cicex, o las tantas veces que me engrapaba los dedos o enredaba los clips en la oficina de mamá escuchando como hablaba en un idioma que me gustaba remedar por los pasadizos de la institución cuando los recorría sola y del cual me burlaba cada vez que escuchaba hablarlo como si masticaran chicle. Cuando mamá y sus amigos me hablaban así… “raro” mi único recurso era deshacerme cual gelatina y sonrojarme ligeramente.
Pues nada, dicen que el ser humano vive de costumbres, y finalmente termina por adaptarse. Así fue, luego de experimentar el rechazo de algunos cuantos decidí actuar por imitación… y terminé por hacer propias aquellas actitudes que ahora termino por cuestionar. No obstante, jamás encajé. Pase una porción enorme de mi vida ahí y hoy, con una perspectiva mucho más amplia me percato de que jamás fui parte de…
Salte de un grupo a otro, así como iba poco a poco saltando de casa mientras crecía. Mamá y yo parecíamos mochileras… y en el camino ella lidiando con sus propios conflictos que sólo ahora logro entender y yo… pues creo que de niña era optimista y cada cambio me ilusionaba aún más que el anterior.
En primaria desarrollé aquel conflicto interno que llevo hasta hoy; cuestiones de autoestima y demás… Distimia como lo llamaría un gran amigo, docto en temas de “Vanessitis aguda”. Empezaron las eternas comparaciones, la insatisfacción, las peleas, los traumas por mi extraña forma de subir y bajar de peso cada año, las infaltables chapas, la calidad de “amigo” que asumí para con todos los chicos de mi aula … y es que sigo siendo el “brother” de todo el mundo. Tremenda marcianaza que se chanta historias detalladas y hasta esbozadas a full color … por Dios!!! Que escándalo. Pero no descarto aquellos buenos recuerdos, mi cumple número siete … el mejor de todos … festejé todo el mes. Desde la ansiada visita al KFC hasta la fiesta más hermosa que pueda recordar, todos mis primos estaban ahí y hasta me pusieron el gorro de reina y sinceramente… me asumí como tal … adoré el vestido que llevaba puesto y estoy segura que si aún entrara en él no dudaría en usarlo (tengo 22 pero por dentro vive atrapada una niña de 4) … Y no sólo eso, las tardes del 97 –si no me falla la memoria- fueron las mejores, los entrenamientos de natación con Alfonso … todos los días era el mismo cuento:
- “VANESSAAAAAAAAA, el calentamiento es obligatorio!!!!!!” -
Mi condena; 15 minutos de ligas, abdominales y estiramiento, si es que no nos mandaban a trotar … Jamás entenderé que tiene que ver una cosa con la otra, -recuerdo cuando estaba en juvenil A y me mandaron a nadar a AELU, me hicieron dar 7 vueltas a la cancha de futbol y no hice mas que llorar de la cólera y por dentro me repetía; “si alguien me hubiera dicho que iba a venir para esto, no estaría aquí”-. Finalmente, no duré mucho. Lo cómico es que luego me tocó aprenderme la rutina de gimnasia completa para poder exigirles lo mismo a mis retoñitos … mis alumnos … mis patitos.
Ufff, y ni que decir de mi primera Comunión, la fiesta de PRE PROM o incluso la fiesta de Halloween en quinto de primaria … ¡¡¡Cuantos recuerdos!!!!!
A los 10 años tuve mi primer diario… fue una especie de regalo, se lo arranché a la mala a mi prima y a cambio le di alguno de mis juguetes (no recuerdo cual). Ahí inmortalice el amor que sentí por un niño que marcó mi vida y me enseñó a soñar, ni siquiera sabía su nombre y ya vivía todo un romance con él, uno ficticio, claro está. Esos amores de colegiales que cuando dejan de ser platónicos causan una explosión de emociones.
El carro celeste en el que viajaba toco la bocina y varios de los chicos que jugaban en la pista pararon por un momento, luego de un instante, el auto se estacionó en una quinta modesta, y yo me dije:
- “En Monterrico no hay quintas y los niños no juegan en la calle” (…)
Me baje y lo ví …
Era un conejo completo, un conejo lindo. Pasaron tres largos años para lograr el ansiado encuentro. Y durante esos tres años pues cada vez me retraía más y más, con mis millones de interrogantes y mi tan famosa manera de complicarme la vida.
Con una letra cursiva y rechoncha escribí en el diario que había adornado con mil y un figuritas de salserín lo siguiente:
- Hola, estoy super feliz, no sé como decirte esto, es que estoy delirando o qué, te juro que esto parece un sueño, un super sueño, pero que sueño ni que sueño, me acabo de pellizcar y es verdad (…)
Jamás podré olvidar ese día, mi primer beso, mi primer novio, mi primera caricia … un despertar completo. Es más, aun recuerdo la intensidad del sentimiento. Es algo que quedó grabado en mi para siempre y quién se atreva a querer destruir aquellos recuerdos, que si quiera lo intente.
Convivir con otros chicos de mi edad -que no necesariamente fueran del colegio- me ayudó mucho … vi las cosas desde otro ángulo. Aunque duró poco fue una de las épocas que recuerdo con más cariño. Una de las más significativas tal vez. Luego, encerrada en el silencio de mi cuarto, retomé las muñecas empolvadas porque mamá puso el grito en el cielo. Tanta cercanía con los chicos, acentuo “CHICOS”, podría derivar en tragedia. Ella, por supuesto, me lo dijo de manera sutil y definitivamente con otras palabras.
Y se me vino la secundaria encima y todo lo que creí que ella traería pues … no lo trajo. Así de simple y compleja a la vez me resulto la pubertad y con mucho más énfasis la adolescencia. Mis tiempos de “rebeldía” comenzaron y con ellos una suerte de premisas que más caben con el nombre de hábitos.
Aprendí a decir que no
Desarrolle una relación única con mi almohada, la cual sostengo hasta hoy en día (y es que me aferré a mi cama sobremanera)
Cambiaba los pasadores blancos de las zapatillas de Educación Física por algunos chillones que encontrara tirados por ahí (ahora solo uso de color rosado je)
Me ponía pantaloneta debajo del buzo para no usarlo en la cintura, sino casi en la rodilla! (guardo esa costumbre, pero solo en casa)
Usaba millones de shakiras intentando desafiar a la profesora de Lengua, (quién termino por decomisármelas)
El maquillaje era accesorio pero cuando había que usarlo, los colores tenían ciertas tendencias extrañas …
Luego de haber cantado el himno nacional a voz en cuello todos los Lunes de formación durante seis años consecutivos, preferí concentrarme en el Bubaloo que comía los cuatro años restantes de estadía en el colegio Americano.
Mi uniforme sufrió ligeras transformaciones, especialmente la falda.
Y como estas, mil y un premisas más.
Herí, me hirieron y seguiría conjugando esa palabra … hasta con el pretérito pluscuamperfecto. Cuarto de secundaria no fue un buen año y quinto pues lo viví a medias aquí en Lima. Si de algo me convencí fue que las cosas pasan por alguna razón, entendí que la amistad era efímera, muchas veces superficial y hasta con pinceladas de hipocresía pura. Me despedí de una idea, de un querer y asumí con entereza esa nueva etapa de mi vida … muchas veces quise flaquear –a pesar de cualquier trago amargo, extrañaba ese ideal-, pero lejos de chocarme con un mundo gris … se torno mas rosado de lo que pude imaginar. Y eso se lo debo gracias a personas que hicieron que guardara la esperanza, especialmente a mi Sandrita.
Pasados 4 meses, el destino apuntaba a un rumbo desconocido… un rumbo que no quiero ni recordar… que me llevó por el peor camino y que termino por asfixiarme. Si alguien cree que todos los inmigrantes que viven, vivieron o vivirán en Estados Unidos son felices, pues está totalmente equivocado. Yo llegue a odiar California, Arizona, Texas y todos sus derivados. Vivir ahí casi un año me planteó un panorama distinto. Sobretodo, alteró mi sistema nervioso, solidificó mi rebeldía, acentuó mi incapacidad emocional y llegué a la conclusión de que estar con los tuyos y bajo lo propio es mejor que vivir esperando milagros y sirviendo a gente que ni siquiera tiene un perfil digno de ser descrito.
Luego de mi retorno al Perú, el cual celebré con bombos y platillos durante casi 4 meses (vivía soñando con volver a ver a aquellas personas que marcaron hitos en mi vida), ingresé a la Universidad, no la que yo quería, sino otra… una que jamás me convenció pero que tampoco me retó - el facilismo hizo que me rindiera ante la tentativa de su oferta -. Antes de someterme a una vida universitaria poco atractiva… empecé a cometer los mismos errores de cuando niña –errores con nombre y apellido-, parece que la madurez solo aplicaba para algunos convencionalismos, obligaciones y responsabilidades más no en un plano personal.
Luego de intentar recuperar el año que no estuve aquí y vivir de manera acelerada todo lo que me pude haber perdido descubrí que había llegado el momento de asumir una postura mas seria, mas real, mas “dedicada”. Estar en la universidad demanda cierto esfuerzo, pensé. Ya soy universitaria, al menos debo parecerlo.
Una de las pocas cosas que extrañe, extraño y extrañaré de EEUU es el sueldo que recibía cada fin de mes luego de rajarme la espalda 24/7 y los HOT CHEETOS que son lo mas grande que puede existir sobre el eje terrestre. Pero vamos, “aquí también se puede”, me dije. Así que decidí chambear. Poco me costó aprender las artimañas para lidiar con enanos. Siempre los he amado … son mi fascinación … digamos que después de dormir, lo que más disfruto es ver a un nene sonreír, especialmente si la sonrisa me la dedica. Mi deseo de ser profesora de inicial fue derribado por una teoría que me remueve el cerebro de cuando en vez:
- “¿Acaso quieres ganar el sueldo mínimo y tener una vida mediocre? ¿Tanto es el amor por los niños que pretendes sacrificar vocación por calidad de vida? Yo no te pienso pagar una carrera así.
OUCH!. Doloroso pero cierto. Profundizar acerca de la relación que tengo con mamá sería eterno… pero es válido mencionar que es la persona que más amo, admiro y tolero. La única que me demanda esa paciencia que se me agota con los demás…
Canalice todas mis ganas de enseñarle a los chiquitines siendo profesora de natación, son ya casi 4 años consecutivos. Me enamoré de dicha profesión. Un día, muerta de cansancio, me decía a mi misma que no era lo mío … de pronto, a lo lejos logro reconocer la voz de uno de mis cositos y lo veo corriendo, con una flor en la mano … se acerca y me dice:
-“Feliz Día de San Valentín, eres la mejor Miss”-
Por un momento no lo creí … ¿el nene realmente me consideraba la mejor? ¿era el día de San Valentín? ¿Por qué yo no me acordaba? El horario era matador y la carga era inmensa también, tener a cargo 20 niños entre los 3 y 11 años no es nada fácil … exteriorizaba mi responsabilidad para con ellos dictando clase hasta en mis sueños … Ese 14 de Febrero, recibí desde chocolates Ole Ole hasta botellas de Gatorade, paquetes de tortees y cajas de bombones. Yo misma me sorprendí. En ese momento me percaté que la pasión era más fuerte que el cansancio y que seguiría haciéndolo por los siglos de los siglos, AMEN.
Cuando terminé el primer ciclo le encontré sentido a la historia de mi vida … me di cuenta que iba siendo buena hora de hacer una parada, el tiempo: INDEFINIDO y así mis días se empezaron a llenar de ilusión. Me sentí protegida, como jamás había sentido antes … olvidé cualquier tipo de herida, y me sumergí en ese amor que me consumía por dentro. Confié, confié tanto… por primera vez no dude ni un instante de sus palabras. Me dejé llevar. Volví a querer bonito como si de pronto el tiempo hubiera retrocedido y no tuviera ningún tipo de miedo para expresar mis sentimientos… pero como en todo, los obstáculos están allí (especialmente si es uno mismo quien los pone en el camino). Recordar y hacer memoria de ese pasaje –un tanto largo – es probar sinsabores que han sido superados. Valiente aquel que supo reconquistarme y me lleno de calor mientras que yo acababa por definir a una Vanessa que no es más que el remedo amargo de un rosado algo fúnebre.
Y no por ponerle punto final porque aún quedan muchos despertares, algunos que no quisiera tener que asumir … sin embargo, he de levantarme, día a día, sin saber –por el momento- hacia donde voy o para que sigo, pocas cosas tienen el sentido que imaginé tendrían, voy conociendo un mundo que no es el que soñé o el que me pintaron cuando fui a ver Aladino en el actual viejo y sucio cine Julieta que creo ya ni existe … Es cómico como quise hasta construirme mi propio mundo de fantasía, los detalles … pues los reservo, sólo puedo y debo confesar … que la fantasía tampoco existe … y los cuentos … son nada más que eso … cuentos. El día que asuma mi realidad, será el día que me mueva del eterno punto donde me encuentro hoy, parada, estática … inamovible.